Por ese instante...



Aprecio y atesoro el momento en que vienes, en el que te esperaba y llegaste, aquel que llenaste y llenas con tu presencia. Lo guardo, lo cobijo en mi alma y lo seguiré haciendo, por más que el encuentro pueda ser breve o extenso, lo conservaré y así también a ti.

Así volverás a veces en sueños o en pensamientos, en añoranzas y nostalgias, en recuerdos quietos, pero permanecerás conmigo, porque significaste y significas algo importante.

Aunque sea un encuentro, casual o provocado, pero muy esperado, como aquel que se espera con nerviosismo e impaciencia, por verte, por tenerte y creer que puede ser posible. Una caricia por tu rostro o tu pelo, una mirada que busca tu sonrisa en respuesta, un silencio que no necesita nada más. Mi atrevimiento por ir más lejos, tu consentimiento y dejarme aproximarme al sueño.

Contigo no importa el lugar, porque existes, porque estás como el resto no está. El error es creer que lo recibido es demasiado, cuando si lo recibes es porque por ti estaba aguardando.

Cuando lo material se vuelve un peso, tú eres un regalo más grande que todo lo que pueda comprarse.

Por ese instante en que me sonríes y estás para mi.